jueves, 6 de mayo de 2010

Bunbury en Nueva York

Ayer 5 de mayo de 2010 a las 7.40 pm, Lidia y servidor hacíamos fila a la entrada de un garito de conciertos cerca de Union Square, el Fillmore. El motivo era que Enrique Bunbury daba el segundo de sus conciertos consecutivos en la Gran Manzana. ¡Ver a Bunbury en NYC! Eso no nos lo podíamos volver a perder; hace año y pico todavía estábamos un poco pez y se nos pasó la fecha.

La apertura de puertas era a las ocho, pero, cómo no, la cosa se retrasó bastante. Nos entretuvimos viendo el trasiego de personal de un hospital cercano, que salían a comprar comida y volvían todos con bolsas del McDonald’s u otros establecimientos de comida rápida y súper saludable. ¡Menudo ejemplo para los pacientes con enfermedeades cardiovasculares! Lidia y yo éramos de los pocos españoles que por allí había (si es que había alguno). La mayoría eran mexicanos que, por cierto, celebraban el “Cinco de Mayo”. El Cinco de Mayo es una fiesta nacional mexicana que se celebra sobre todo en Estados Unidos (¿?). Cosas de la historia y las corrientes migratorias...Daba la sensación de haber gente de toda Latinoamérica, pero WASP, ni uno. Estaba claro, no íbamos oir a Bunbury hablar en inglés a la audiencia. Y así fue, ¿para qué disimular?

Lidia se las prometía felices. Sin bigardos americanos y rodeada de mexicanos, pensó que sería la primera vez que vería algo en un concierto. Por supuesto, estaba equivocada. En México, también hay personas bastante altas, y coincidió que todas se pusieron delante de nosotros, para frustación de Lidia. El afán de la gente de grabar y hacer fotos hasta la extenuación hizo el resto. En lugar de un escenario, se veía un bosque de pequeños escenarios en diminutas pantallas digitales. Una forma como otra cualquiera de arte. Sabíamos que no estábamos en España porque en lugar de jalear al artista con el típico "Enriiiiiiiiiii-que", se gritaba "EN-RI-QUE, EN-RI-QUE". Ya nos lo dijo uno de los presentes: "pónganse de acuerdo en el grito, güey".

Bunbury, como siempre, estuvo enorme. Su voz, su actuación, el repertorio... ni siquiera el sonido, claramente mejorable, supuso un gran problema. Yo creo que los convertidores de 250 a 120 no eran buenos... Una definición de “indecisión” sería “Bunbury eligiendo qué canciones tocar en un concierto”. Y es que desde la apertura con “El Tiempo de las Cerezas” hasta el último de los tres bises, “En brazos de la fiebre”, Enrique enganchó temazo con temazo, y en cada uno pensaba yo “claro, este no puede faltar”. Y, aun así, en dos horas y cuarto de concierto nos dejó con las ganas de escuchar “El Jinete” o “Las consecuencias”, por citar dos solamente. El concierto fue un recorrido por todas las épocas de su carrera artística, y claro, no le quedó tiempo para profundizar en el último disco, lo que se echó un poco en falta. Pocas cosas se me pueden ocurrir que hubieran mejorado la velada, principalmente que hubiera participado Nacho Vegas, pero entiendo que es mucho pedir. Bueno, y si un colgado se hubiera abstenido de pringarnos de cerveza, habría mejorado también la cosa. También echamos de menos a los “atrapados” a los que solemos acompañar a estos conciertos, aunque había un grupo parecido a ellos delante de nosotros.

De tanto disfrutar, acabamos cansados, y nos dimos un paseo hacia Washington Square aprovechando la magnífica temperatura que había. Por fin, pudimos probar un sitio de falafel (Mamoun's) que el año pasado me recomendó una profesora de inglés. La cena, sentados en el banco de una parada de autobús, nos supo a gloria. En nuestro cerebro resonaban aún algunos de los acordes del concierto.

Para completar nuestra semana de conciertos, el sábado iremos a escuchar a la filarmónica de Nueva York interpretar a Stravinski y el domingo, al concierto de Jónsi, el alma mater de Sigur Rós. Ni que fuéramos melómanos, tú.

PS. Según llegamos a casa, a la 1am (momento oprtuno donde los haya), se nos desmontó el zapatero del Ikea. Nos tragamos así nuestras palabras de la entrada anterior. Lo pondremos en nuestra “Lista de fracasos del tercer año de postdoc” el año que viene.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, ja...
Los Reyes Magos pasaron el día 6 de enero, demasiados zapatos,
mucho peso, pero tan frágiles muebles.
A comprar otro mueble ¿no?

Mum

Anónimo dijo...

Bunbury en NYC!!!!!!!!!!!! Me muero de envidia desde Zaragoza.
Besos de los zaraprimos.
Zaraprima