lunes, 3 de noviembre de 2008

Fire Island

Esta es una islita alargada que está al sur de y paralela a Long Island. Es una isla a la que se puede acceder en coche, pero una vez que se llega al extremo oeste hay que aparcarlo y seguir a pie o en bici, ya que está prohibido circular en coche. Para los que no tenemos vehículo propio, la manera de acceder a esta isla desde Manhattan es a través del tren, primero, y un ferry, después. Dependiendo de la zona de la isla a la que se quiera acceder, debe uno coger un ferry u otro. Se puede ir a la zona del faro o a la de un bosque centenario. Hay también playas visitadas, casi exclusivamente, por homosexuales.

Aprovechando los últimos días del verano y la visita de nuestra amiga sin par, María, decidimos hacer una excursioncilla hacia esta isla cuyas playas tienen fama de ser maravillosas, cosa que podemos corroborar. El domingo anterior al día del trabajo madrugamos, un poco más de lo que uno gusta de madrugar en domingo, para llegar a la isla con tiempo suficiente para disfrutarla. Cogimos el tren que nos habría de llevar a la zona de donde salen varios ferries. En la estación de tren hay unos autobuses que hacen el agosto trasladando a playeros de todo tipo hasta el puerto por el módico precio de $5 por un trayecto de 5 minutos escasos. Una vez en el puerto hay una clara segregación del personal hacia los ferries que van a la zona gay (que son dos) y hacia el que va a la zona del bosque centenario, que es a la que nos dirigíamos nosotros tres.

El viajecito en ferry es un paseo de unos 20 minutos muy agradable si uno lleva gorro y crema solar en cantidades industriales. Una vez en la isla comenzamos nuestro paseo por el bosquecillo que es arrastrado y a la vez protegido del viento por las dunas de la isla. El bosque de 300 años no es muy grande, pero tiene mucho encanto. Al sur de este bosque hay una playa sin fin donde había unas olas bastante grandes (al menos desde mi perspectiva). Tuvimos nuestro bañito de rigor y un paseo por la arena hasta una zona donde había casas y algo para comer.

En el paseo hacia nuestro almuerzo descubrimos unos pajarillos que buscan comida en la arena mojada cuando las olas retroceden. Cuando las olas rompen contra la orilla comienzan a correr de manera muy graciosa, con sus patitas cortas moviéndose muy, muy rápido. Sólo echan a volar cuando es inevitable que se vayan a mojar. Pero normalmente sólo corren, no vuelan y ninguna de las que vimos, y vimos muchas, se mojó ni un poquito.

En la zona poblada lo que más había eran casitas particulares de gente, probablemente, muy rica. Esa zona de la playa estaba atestada de playeros, todos guapísimos. Buscando algo para comer nos metimos en una especie de fiesta donde todo el mundo iba muy informal pero estupendísimo. Nuestras pintas de pringados que todos conocéis y que podéis apreciar en las fotos no encajaban nada en el ambiente. Hubo quien nos observó con descaro y mirada crítica.

Después de comer deshicimos lo andado con otro paseo por la arena igualmente agradable en cuanto nos alejamos de la marabunta que tomaba el sol, se bañaba o jugaba al voley playa.

El martes siguiente al día del trabajo, Jorge volvería a esta isla con sus compañeros de trabajo en una excursión propuesta por su jefe y organizada por su compañera Lorna. Ellos irían a otra zona de la isla más cercana al faro y a la zona gay. Después de pasar el día en la playa (y de dar un paseo que sin querer les llevaría no sólo a la zona gay, sino a la zona gay y nudista), de vuelta en Manhattan cenaron en un restaurante cubano que hay cerca de la universidad. Ese día Jorge volvió con los empeines de los pies quemados y empacho de codillo cubano. Tres manzanillas y una noche casi en vela después, todavía seguía haciendo la digestión. Sin embargo, no fue, ni mucho menos el que más se quemó. Algún compañero suyo de labor quedó rojo como un pimiento de los coloraos, coloraos.

3 comentarios:

salva dijo...

Vaya, cómo os lo pasáis...eh?

Bueno, y cómo se viven allí las elecciones?

Almu dijo...

¡Qué gozada, una de playa en noviembre!. Vosotros sí que sabéis...

María dijo...

Hacía mucho que no entraba en el blog y no sabía que me había hecho famosa ¡¡¡¡qué ilusión!!!! y que ego tan grande ¿no? En fin... que me ha sorprendido leer esta entrada, aunque he de decir que la gran ausencia es la de un vídeo de los pajarillos-picapiedra-deslizantes; pero creo que ninguno conseguimos uno en que se aprecie bien ¡qué lástima! Pero están en nuestro corazón, jejeje...
Bueno niños, UN BESAAAAAZO. MUÁ!!