domingo, 17 de enero de 2010

SSMM los Reyes Magos

Una de las ventajas de tener la nacionalidad española es que los Reyes Magos te visitan allá donde estés durante la noche del 5 al 6 de enero. No importa lo creyente que seas, los Reyes siempre tienen algo para ti. Sabiendo eso, nosotros siempre tenemos preparados nuestros zapatos, junto con un vasito de agua y unos pedazos de chocolate, al irnos a la cama el 5 de enero. En esta ocasión, los Reyes se portaron de manera peculiar. A mí me trajeron unos auriculares muy chulos y una pajarita de sabio, ¡perfecto!, pero además de eso había unos paquetes bastante grandes. Uno de ellos, para Lidia. El otro, para mí. ¡Qué mamones, los Reyes! –pensé yo cuando les quitamos los envoltorios. Nos habían traído dos pares de patines sobre hielo. Los Reyes, que lo saben todo, habían acertado perfectamente con los deseos de Lidia. ¿Pero qué pasaba conmigo? Yo soy patoso, inhábil, poco amigo de velocidades y deslizamientos sobre superficies con bajo rozamiento. ¿Por qué me hacían esto a mí? En algo debía de haberme portado mal durante el año, que ahora me hacían esta putada. En mi incredulidad, se me olvidaba que los Reyes son todopoderosos.


El domingo del siguiente fin de semana fuimos a probar los patines. El día anterior, sábado, habíamos cumplido con la tradición de comer roscón, mojándolo en un chocolate a la taza tirando a espesito. Para ello, contamos con la imprescindible colaboración de Emilio y Mª Luisa, que hicieron un roscón casero que estaba de rechupete, con doble sorpresa incluida. Nada que ver con el roscón-pizza nuestro del año anterior (por cierto, que un año después, por fin tiramos la fruta escarchada que nos había sobrado). Yo creo que debió de ser por la energía del chocolate y el agua de azahar del roscón, pero el tema del patinaje se nos dio bastante mejor de lo que yo habría pensado. Bueno, en realidad a Lidia le fue tan bien como se esperaba. La sorpresa consistió en que yo me separé de la valla en más de una ocasión y que no me caí ni una sola vez. Nos lo pasamos muy, muy bien. Adjuntamos un vídeo que muestra algunos momentos entretenidos de la jornada. Al principio, podéis ver una variación del triple Axel que improvisé a los quince minutos de estar sobre el hielo.

Ese fin de semana fuimos a una pista de hielo que está en Central Park, muy cerquita de casa. Ventajas: se puede dar un paseo hasta allí y no está muy llena de gente. Inconvenientes: no está en un sitio muy bonito. Así que este fin de semana hemos repetido, pero esta vez en Bryant Park. Ventajas: el sitio es espectacular. Inconvenientes: se pone hasta el culo, por lo que hay que madrugar. En el vídeo están mezclados los emplazamientos de ambos fines de semana. En esta ocasión, fuimos también con Sebastian y Andrés, que hicieron gala de unos estilos envidiables, por su coraje e innovación. Lidia se soltó todavía más y yo, cuando me quise dar cuenta, estaba dando vueltas y vueltas a la pista sin descansar. Ninguno de los cuatro sabe frenar, lo cual hizo que se complicara la cosa cuando la pista se llenó de gente, incluyendo un montón de niños. Así que tanto a Lidia como a mí nos pasó que se nos cruzó un niño y, al no poder frenar, nos chocamos y caímos con poco estilo. El estilo lo recuperamos levantándonos a la primera, y sin ayuda. ¡Unos artistas!

La moraleja de esta historia es: No desconfiéis de los regalos que os traigan los Reyes, pues ellos son mucho más sabios que vosotros. A propósito, nunca está de más volver a escuchar esta entrevista al Rey Gaspar:

http://www.youtube.com/watch?v=rV4aupkhUDQ&feature=player_embedded

La otra moraleja viene representada en los últimos fotogramas del vídeo. Si eres una paloma en Nueva York, ten cuidado porque un águila se te puede comer sin piedad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Fantástico! Qué guay el lugar y que bien que sus MM. RR.MM. hagan regalos para fomentar retos. No me lo puedo creer, Jorge, tú patinando. Ánimo, lo hacéis muy bien y ya sabéis que para correr hace falta saber andar muy seguros. Así que... tiempo al tiempo.

Un besote muy grande, de una patinadora frustrada, siempre quise, pero nunca lo hice. Y recordad: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

Mum

Anónimo dijo...

El abuelito cebolleta dice: "En mis tiempos, patinar sobre hielo en el invierno era una de nuestras actividades favoritas, aunque solíamos ir a la "pista de los negros" (el este del Parque, sobre la calle 100) porque era más barato. ¿Patinábais en el Wolkman Rink? Me parecía que era algún lugar "nuevo" cerca de Columbus, pero no he consegudio identificarlo.
El águila, probablemente, es un halcón; uno de los animales más abundantes de NY (ratas y cucarachas, aparte).
Álvaro

Anónimo dijo...

El abuelito cebolleta dice: "ya he visto que era Bryant Park, que no tengo ni idea de donde está..."
Estas incosistencias son la lógica consecuencia de hacer comentarios sin acabar de leer el texto...
Álvaro

Almu dijo...

Ese triple Axel...no sé, me suena de haberlo visto en otras ocasiones. ¿No será, por casualidad, una variante de la dificilísima pirueta conocida como "La Croquetilla"?.

Hala majos, muchos besos.