sábado, 10 de mayo de 2008

De cómo poner furnitura en casa

Como habréis podido comprobar, los primeros días en Nueva York consistieron en ir cumpliendo con distintas obligaciones en orden aproximado de prioridad. Con los papeles laborales en marcha, lo siguiente con lo que tocaba enfrentarse era amueblar el apartamento. Y lo fundamental era hacerse con una cama. Entre las recomendaciones de nuestros asesores estaba la opción de comprar el somier en IKEA, que salen muy baraticos, y el colchón en un establecimiento denominado Sleepy’s, de mayor calidad. Lo que ocurría es que para ir al IKEA (a tomalpolculo) había que esperar al fin de semana, que es cuando hay medio de transporte para ir gratis y relajaos. Así que preferimos comprarlo todo en Sleepy’s, aunque saliera un poco más caro. Además, ¿quién iba a dormir tranquilo en un somier montado por servidores? Así que nos encaminamos para Sleepy’s, el jueves por la tarde.

Nuestro primer contacto con el estilo americano de vendedor nos dejó impactados. Según entramos, acobardadillos, en la tienda, un salón inmenso lleno de camas, una dependiente se dirigió a nosotros en tono tan amable como elevado, en parte justificado porque mediaban unos diez colchones entre ella y nosotros. Dijo algo así como BIENVENIDOS A SLEEPY’S, PROFESIONALES EN SU DESCANSO. ME LLAMO LAURA NO SÉ QUÉ Y ESTOY AQUÍ PARA ASESORARLES EN TODO LO QUE NECESITEN. Además, era grande la jodía, o por lo menos yo la recuerdo así. No había opción a decir un “sólo quiero mirar, gracias”. Ni cinco segundos en la tienda y ya estábamos completamente a su merced. Así que optamos por un “Queremos comprar un colchón”. Y ya entramos en materia. “Más bien firme o más bien blando”. “Más bien firme”. Acto seguido estábamos tumbados en diferentes colchones, pues ya los tienen preparados para que te puedas acostar sin peligro de mancharlos con los zapatos, gracias a unos plásticos muy bien puestos (¡lo que me acordaba de ti, Nani!). El tema del somier ya resultó más complicado, pues aquí se estila un tipo de cama que, como poco, no es tan frecuente en España. Se trata de que los somieres son muy bajos, y entonces, para ganar altura, se usa una tercera pieza denominada “box”, que se coloca entre el somier y el colchón propiamente dicho. Esto implica que la cama tenga tal altura que una caída implique rotura de cadera (y que la hembra de esta pareja tenga que usar piolets para subirse). La conversación que mantuvimos para enterarnos de lo que era el “box”, lo que era el “platform” y lo que era el “mattress”, y los precios de todo ello, fue para grabarla. Creo que se nos pasó de rosca la boina, con eso lo digo todo. El momento cutre llegó cuando elegimos un colchón y nos dijo el precio. Ahí ya dejó de parecenos tan cómodo, así que oiga, enséñenos otro. Elegimos otro y, aunque la cosa nos parecía un poco cara, aceptamos. Eso sí, pasamos antes por una fase de regateo en la que, ante nuestras dudas, nos preguntó que cuánto estaríamos dispuestos a pagar por el somier, que valía $300. Jorge dijo que $200, pues eso es lo que creía que costaba en IKEA (en realidad eran $150). Y dijo, ¡¡HECHO!!, “sometimes it works”, mientras taladraba el papel subrayando la cifra. ¡Todo fuera por tener una cama cuanto antes! Al día siguiente, nos trajeron todo el material, nos montaron la cama y en seguida pudimos hacer la foto que aparece a continuación, y que bien se podría titular “Equis Arial 12 Negrita reposa”. Os diremos que la X Arial 16 cabe justica.


A lo largo de la primera semana, además, anduvimos a la búsqueda de otros materiales de primera necesidad. Dicho sea de paso, Almudena, en nuestra casa entraron antes la escobilla del váter y la cortina de ducha que la silla de no Le Corbusier. A esta ferretería, que se encuentra muy cerca de Columbia, hemos ido como cuatro veces en días consecutivos (luego ya no y tenemos un poco de mono). La verdad es que es un paraíso de cachivaches. Quien haya visto “La Sirenita” y recuerde el rincón secreto de la misma lleno de cositas, se hará una idea de cómo es esta ferretería. Pasillos estrechos y altos llenos de cosas, casi todas útiles. Para empezar hemos llenado nuestros armarios con organizadores donde colocar nuestras camisetas, dado que los armarios sólo contenían una barra metállica. Las perchas para colgar en estas barras, también las compramos en la ferretería. Además, allí nos hemos agenciado los utensilios de cocina, véase cubiertos, vasos, ollas y sartenes. Esto nos permitió el viernes por la noche calentar un chili con carne que nos había sobrado el día anterior y tener nuestra primera cena hogareña. Como se puede ver en la foto, ésta no fue muy digna, dado que se llevó a cabo en el suelo. Pero así han sido nuestras cenas hasta ayer.


Y es que ayer comenzaron las obras. No, no es un arranque a lo Gallardón en plan cavar zanjas en nuestro salón. Es que ayer empezamos a montar los muebles que nos habían traído del Ikea. Al Ikea fuimos el sábado pasado (3 de mayo). Por todos es sabido que el Ikea es un invento de algún Satán sueco para romper parejas bien o mal avenidas. Pero allá que fuimos con mucha ilusión (como se ve en la foto). Nos subimos al autobús que lleva al Ikea. Hay que decir que este comercio por aquí no es ta infernal como los que hemos visitado en España. Primero, hay gente, peso se puede respirar sin demasiado problema; segundo, el ruido no es infernal; y tercero y lo más importante, cuando uno llega al autoservicio de la mercancía encuentra lo que ha apuntado en el papelito que tan amablemente le suministran a uno al comienzo. Así que compramos todo lo que necesitamos. Como podéis apreciar por la ilustración, aquello no podíamos llevarlo en el autobús y, mucho menos, en el metro. Con lo cual hubo que contratar el “delivery” que viene a significar “sí, yo te lo llevo pero dame tus riñones”. La cosa nos salió por la nada despreciable suma de $109 (sólo el “delivery”). Y éstos no son como los del Sleepy’s, éstos dejan los bultos y se van. Cuando volvíamos a casa íbamos también contentos, pero, como también se puede ver en la foto, un poco menos sonrientes.


La mercancía se hizo de rogar hasta el jueves, pero llegó en perfecto estado y no faltó nada. El montaje, que ha tenido lugar durante la tarde-noche del viernes y durante la mañana del sábado, se puede ver retratado, junto con nuestro actual estado mental, en el siguiente vídeo:


Por fin podemos comer de manera digna, sentados a una mesa y no arrastrándonos por el suelo cual alimañas. Volvemos a sentirnos pues tan humanos como antes (que cada uno interpete si eso es mucho o poco).


7 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja, muy divertido el video :-)

Me declaro fan de vuestro blog!!

Un gran saludo,
José

PD: Lidia, pon algo blandito junto a tu borde de la cama, no te vayas a romper algo en una caida tonta :-P

Pili dijo...

¿Os dais cuenta de que sólo lleváis un par de semanas sin control periódico y ya estáis como para que os encierren? ¿Os estáis tomando la medicación? ¿Y así es como pretendéis hacer amigos en el Nuevo Mundo?

Almu dijo...

Hijos midos

Por Diorrrrr!!!! Cómo empiezo yo a comentar semejante cantidad de material increíble...

First of all (imaginad un acentazo de latina de Harlem, coño, que me hace ilusión). El tema vídeos lo estáis mejorando tremendamente. Y, ¿qué es éso de que el Ikea rompe parejas?. Si yo os vuelvo a ver jugando a ver quién se sienta en la sillita primero y quién toma en brazos al otro si pierde, pensaré que me voy al Ikea ahora mismo a por un novio que no me rompa la cadera si me tira de la cama.

El temita de la ferretería debería ser documentado con más amplitud. Ya sé que no todo el mundo puede tener una maravillosa cámara pichi como la mía, pero sugiero fotos para el siguiente artículo. Y ya si Lidia se pone a cantar "Bajo el mar" sería un completo.

Y respecto a lo de la escobilla y demás adminículos...¿dónde está el obligado tapete de ganchillo?. Porque yo desde luego no lo he visto por ninguna parte. Estoy segura de que se incluía en el Delivery, pero me lo ocultáis...

Besos, besos y más besos

P.D: Toma peaso comentario!

María dijo...

¡¡Hola, chicos!!
Voy a escribir un comentario "de mipa tí, pa que sepas que sé escribir" o lo que es lo mismo: que la tecnología desde lo del descubrimiento del "foro" (también llamao "correos pa´tos") ya no se me escapa, ejem, ejem... Sólo una cosilla: el video del montaje forniturero, no lleva sonido, ¿verdad? (si no lo lleva sigo con la pose chulita antedicha y si lleva sonido decidme cómo coño lo escucho y pasemos por alto este pequeño desliz...)
Quería dejar constancia de mi habilidad internaútica y de paso de la alegría de haberme puesto al día por fin en vuestras andanzas... Gracias ¡me he reído un montón! Lo cual es maravilloso para mi salud mental y un poco peor para mi estricto horario estudiantil...(¡qué cara de libro que se me está quedadando...!)
Bueno esposos ¿que más deciros? Que os amo y que sigáis tan taraos, no toméis la medicación como dice la Pili, que es una corta rollos. A mí misma me llamó loca ayer... y aquí sigo sin un pelín de cordura "Y CON LA CABESA BIEN ARTA"
MUUUUUÁ.
María (la pesada, la loca, la maja, la tía buena... como más se me identifique, que sea lo último por favor...)

Unknown dijo...

Divertidísimo. Me he reído cantidad. Y... sobretodo parece que os tengo aquí al lado. Y no dice la canción... "que la distancia es el olvido", pues yo no os olvido.
Muchos besazos.

Anónimo dijo...

Bueno, chicos, por fin me he puesto al día de vuestro "blog" y para demostrarlo he aquí mi primer comentario: estáis como una puta cabra y sabéis que eso me encanta.

Por otra parte, estoy alo preocupado por la cantidad de gente que escribe aquí y no conozco. O eso, o escogen unos pseudónimos un poco raros. La qu e es inconfundible es María La loca (perdón, La Tía Buena). Por pasar desapercibida esta no tiene que preocuprse, desde luego.

Besos a todos, autores y comentaristas, conocidos y desconocidos.

Elías

Anónimo dijo...

Lo que me he reido con el video de "la" silla. Lidia, confirmo, tu risa es de lo más contagiosa.
Un beso enorme.
Carmen (no seta despues de ver el video :) )